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Josep Maria Pinós

Director NCS (Barcelona)

5/9/2017 IOT (Internet of Things) es ya una realidad en nuestro día a día y ha venido para quedarse y cambiar el mundo…

Hans Vestberg, presidente de Eriksson, en el MWC de 2016 anunciaba: "Si una persona se conecta a la red, le cambia la vida. Pero si todas las cosas y objetos se conectan, es el mundo el que cambia"

Está claro que la inteligencia artificial se convertirá en uno de los grandes aliados de la humanidad en los próximos años, sin embargo, los recelos en torno al cada vez mayor control de los algoritmos en nuestras vidas no paran de crecer. ¿Un cuchillo es bueno o malo? Pues depende de para qué lo uses…

Probablemente, la frase que mejor podría resumir la encrucijada en la que se encuentra el ser humano del siglo XXI fue la que pronunció en 2016 el astrofísico Stephen Hawking: "La creación de una verdadera inteligencia artificial será la mejor o la peor de las cosas que jamás le pasó a la humanidad"

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Yo creo que no, pero también opino que hay que ser netamente optimistas y pensar en las bondades del cuchillo… Por ejemplo, los científicos del Massachussets Institute of Technologies (MIT), Mahammad Mahdi Ghassemi y Tuka AlHanai, desarrollaron recientemente una aplicación que permitirá a tu smartwatch controlar tu estado de ánimo a través de complejos algoritmos que interpretan parámetros como la frecuencia cardíaca, el tono de voz, la temperatura corporal o los movimientos de los brazos.

Esto, a priori, puede parecer de riesgo al pensar dónde acaba esa información, pero esta tecnología una vez aplicada, será capaz de detectar los primeros síntomas de enfermedades tales como el Parkinson, el Alzheimer, el síndrome de Asperger o el autismo. Por su parte, el profesor Shwetak Patel, de la Universidad de Washington, ultima una aplicación para smartphone que podrá medir niveles como la densidad ósea, el número de células rojas en la sangre o deficiencias en los pulmones que indiquen la proximidad de un ataque de asma. Todo ello empleando la cámara, el flash y el micrófono de nuestro teléfono móvil.

"Watson For Oncology", por ejemplo, es una herramienta de IBM que busca recopilar la información existente a nivel mundial sobre el tratamiento del cáncer a través del análisis de diagnósticos, imágenes, estudios científicos, radiografías, libros, investigaciones universitarias y centros de pensamiento.

Mientras un médico necesitaría 36 horas diarias para poder leer toda la información necesaria y estar al día en los tratamientos, Watson puede leer, interpretar y analizar 800.000 páginas por segundo. Toda esa información validada y sistematizada está a disposición del médico. Hace ya muchos años que la información clínica de los pacientes se almacena y comparte de forma electrónica y no por ello se pretende sustituir al profesional de la salud. Simplemente son herramientas de apoyo de alto valor para la ayuda al diagnóstico y cada vez más, la medicina preventiva.

¿Te imaginas que tus zapatillas sean capaces de desarrollar un entrenamiento de running adaptado a tus necesidades físicas? ¿Tu nevera calculando las calorías que deberías consumir mañana para mantenerte en un peso correcto? ¿Te imaginas que sus decisiones se basan en tus comentarios al respecto en tus redes sociales? Pues todo ello podría ocurrir mucho antes de lo que imaginas y no tiene por qué ser malo por naturaleza, sino todo lo contrario.

Eso sí, no se pueden negar los riesgos y peligros que entraña. Recientemente, la división de Facebook de desarrollo de inteligencia artificial creó un sistema dedicado a las negociaciones. Días más tarde de sus primeras pruebas el sistema comenzó a conversar en un lenguaje extraño y aparentemente erróneo. Sin embargo, no era un error, había creado su propio idioma.

Seguro que aún queda mucho camino por recorrer para afrontar los retos en legislación y preservación de la equidad social, pero el potencial que tiene esta tecnología para agilizar procesos en sectores como la salud, la banca, la educación o la justicia, parece no tener límites.